En el marco de la nutrición ortomolecular, tres nutrientes destacan por sus múltiples beneficios cuando trabajan en conjunto: vitamina C, zinc y magnesio. Estos micronutrientes son indispensables para el buen funcionamiento del sistema inmune, la producción de energía y la regulación de procesos celulares, lo que los convierte en aliados clave para mejorar la salud de los pacientes y apoyar su rendimiento diario.
A diferencia de la nutrición convencional, la ortomolecular se centra en proporcionar al organismo las cantidades óptimas de nutrientes para prevenir y tratar desequilibrios, basándose en la dosis ortomolecular como estrategia terapéutica.
En este artículo revisaremos la evidencia científica sobre la eficacia de la vitamina C, el zinc y el magnesio, cómo detectar deficiencias y por qué su suplementación puede marcar la diferencia en el bienestar.
Vitamina C: la molécula antioxidante por excelencia
La vitamina C (ácido ascórbico y sus derivados) es una de las más estudiadas en el campo de la nutrición. Su papel como antioxidante protege a las células frente al daño oxidativo, además de participar en la síntesis de colágeno, la absorción de hierro y la función inmune.
Breviario: Generalidades de la vitamina C
- En muchas especies animales no se considera vitamina, pues la sintetizan en hígado o riñones; sin embargo, en el ser humano esto no es posible debido a que el gen responsable está atrofiado.
- Evolutivamente, se cree que nuestra alta ingesta de vitamina C a través de frutas permitió esa pérdida de capacidad de síntesis.
- El precursor metabólico es la glucosa, que en mamíferos se transforma en ácido ascórbico.
- A pH neutro predomina la forma ascorbato, mientras que en pH muy bajos predomina el ácido ascórbico.

Formas de vitamina C disponibles en suplementos ortomoleculares
- Ácido ascórbico: forma clásica, ampliamente utilizada.
- Ascorbato de sodio o de calcio: formas tamponadas, menos irritantes para el estómago.
- Vitamina C liposomal: con mayor biodisponibilidad, útil en estrategias ortomoleculares.
Vitamina C y rendimiento deportivo
Estudios han mostrado que la suplementación con vitamina C reduce el daño muscular inducido por ejercicio intenso y acelera la recuperación. En el enfoque de la nutrición ortomolecular, la dosis de vitamina C puede ajustarse de forma personalizada para optimizar el rendimiento y la recuperación.
Zinc: micronutriente regulador del sistema inmune
El zinc es un mineral traza fundamental para la síntesis de ADN, la división celular y la función de más de 300 enzimas. En combinación con vitamina C, potencia la defensa inmunológica y ayuda a acortar la duración de infecciones respiratorias.
Síntomas de deficiencia de zinc
- Pérdida del gusto y olfato.
- Retraso en la cicatrización de heridas.
- Mayor susceptibilidad a infecciones.
- Problemas en el crecimiento y desarrollo (en niños y adolescentes).
En la práctica ortomolecular, la suplementación de zinc debe cuidarse para evitar exceso, pues puede interferir con la absorción de cobre.
Magnesio: el mineral de la energía y la calma
El magnesio interviene en más de 300 reacciones bioquímicas, incluyendo la producción de ATP, la contracción muscular y la función neuronal. Es también indispensable para la estabilidad de membranas celulares y el metabolismo de la glucosa.
Síntomas de deficiencia de magnesio
- Calambres y debilidad muscular.
- Fatiga crónica.
- Ansiedad, irritabilidad y alteraciones del sueño.
- Arritmias cardíacas en casos severos.
En la nutrición ortomolecular, el magnesio se prescribe con base en la biodisponibilidad de sus sales: citrato, glicinato u orotato, favoreciendo una absorción más eficiente que el óxido de magnesio convencional.

Sinergia entre Vitamina C, Zinc y Magnesio
Cuando se administran en conjunto bajo un esquema de suplementos ortomoleculares, estos tres nutrientes:
- Refuerzan las defensas antioxidantes.
- Favorecen la síntesis de colágeno y la reparación de tejidos.
- Contribuyen a un sistema inmune más fuerte.
- Mejoran el rendimiento físico y mental.
La evidencia científica señala que el abordaje combinado puede ofrecer beneficios superiores frente a la suplementación aislada.
La importancia de detectar deficiencias
El diagnóstico de deficiencia puede hacerse mediante:
- Síntomas clínicos (como los descritos para cada nutriente).
- Historia dietética, identificando baja ingesta de frutas, verduras y fuentes minerales.
- Pruebas de laboratorio, como niveles séricos de vitamina C, zinc y magnesio eritrocitario.
La práctica ortomolecular enfatiza la personalización: cada paciente requiere dosis ajustadas a su metabolismo, edad, estilo de vida y condición clínica.
La vitamina C, el zinc y el magnesio conforman un trinomio fundamental en la nutrición ortomolecular, respaldado por abundante literatura científica. Identificar deficiencias y aplicar la dosis ortomolecular adecuada puede transformar la salud de los pacientes, optimizando su bienestar y calidad de vida.
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Referencias
- Hemilä, H., & Chalker, E. (2019). Vitamin C for preventing and treating the common cold. Cochrane Database of Systematic Reviews.
- Maggini, S., et al. (2012). Immune function and micronutrient requirements change over the life course. Nutrients.
- Gröber, U., Schmidt, J., & Kisters, K. (2015). Magnesium in prevention and therapy. Nutrients.
- Wessels, I., et al. (2021). Zinc as a gatekeeper of immune function. Nutrients.