Vitamina D y su papel en la nutrición ortomolecular

La vitamina D es mucho más que un nutriente relacionado con la salud ósea. En la actualidad, múltiples investigaciones científicas confirman que su impacto alcanza áreas tan amplias como el sistema inmune, la salud cardiovascular, la prevención del cáncer y la regulación metabólica.

Un artículo publicado por Grant, Wimalawansa, Pludowski, Cheng y colaboradores en la revista Nutrients (2025), titulado “Vitamin D: Evidence-Based Health Benefits and Recommendations for Population Guidelines” (MDPI), revisa la evidencia más reciente sobre los beneficios de este micronutriente y propone nuevas recomendaciones basadas en resultados clínicos y observacionales.

El papel de la vitamina D en la salud integral

De acuerdo con los autores, mantener concentraciones adecuadas de 25-hidroxivitamina D [25(OH)D] en sangre —entre 40 y 70 ng/mL— se asocia con una menor incidencia de:

  • Enfermedades cardiovasculares
  • Diabetes tipo 2
  • Enfermedades autoinmunes
  • Ciertos tipos de cáncer
  • Depresión y deterioro cognitivo

La vitamina D participa activamente en la modulación del sistema inmune y la respuesta inflamatoria, apoyando la función celular y la integridad de los tejidos.

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Limitaciones en los estudios y la importancia de la dosis adecuada

El artículo explica que muchos ensayos clínicos tradicionales no logran demostrar beneficios significativos debido a errores de diseño: dosis insuficientes, muestras con niveles séricos ya adecuados o evaluaciones de corta duración.

Por ello, los expertos destacan la necesidad de ajustar las dosis de vitamina D para lograr concentraciones óptimas y resultados clínicamente relevantes.

Las recomendaciones más actualizadas sugieren:

  • 2,000 UI/día (50 µg/día) como dosis de mantenimiento.
  • 4,000 a 6,000 UI/día para alcanzar niveles protectores en sangre, siempre con monitoreo médico.

Estas dosis se consideran seguras y efectivas dentro del marco de la medicina ortomolecular, que busca restablecer el equilibrio bioquímico del organismo mediante una nutrición correcta y personalizada.

La perspectiva ortomolecular

En la nutrición ortomolecular, la vitamina D se considera un micronutriente esencial para mantener la homeostasis celular y favorecer la respuesta inmunitaria. Junto con otros nutrientes clave —como el magnesio, zinc, vitamina K2 y antioxidantes— contribuye a una mejor absorción del calcio y a la regulación del metabolismo energético.

El artículo enfatiza que las guías de suplementación actuales aún subestiman los beneficios extra-esqueléticos de la vitamina D. Desde el enfoque ortomolecular, se propone una visión integral que contemple tanto la prevención como el soporte terapéutico.

La vitamina D es un pilar fundamental en la nutrición ortomolecular y un aliado clave para la prevención de enfermedades crónicas. Los nuevos hallazgos respaldan su uso dentro de estrategias basadas en evidencia científica, con dosis seguras y adaptadas a las necesidades individuales.

📚 Fuente: Grant WB, Wimalawansa SJ, Pludowski P, Cheng RZ, et al. Vitamin D: Evidence-Based Health Benefits and Recommendations for Population Guidelines. Nutrients. 2025;17(2):277. DOI:10.3390/nu17020277

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